Historia de agua, frío y una hembra de Cernícalo común.

Martes por la tarde, viento, frío y agua durante todo el día. Carretera de N-432 Granada-Badajoz. Voy tras el coche de Carmen y a la altura de Castro del Río un bulto sospechoso me indica que hay algo en el arcén derecho.

Aflojo la velocidad y al pasar veo que es un cernícalo aguantando el chaparrón. Se mantiene sobre sus patas, empapado. Los cuatro intermitentes colocados. Paro el coche y me acerco al pobre cernícalo que me mira sin inmutarse. Lo recojo y de un primer vistazo parece una hembra. Su ojo derecho está cerrado y la mandíbula inferior presenta algunas plumitas con restos de sangre.

Busco una pequeña manta que llevo siempre en el coche, la envuelvo y la coloco en los pies del copiloto con el aire caliente. Te vienes a casa, hoy no es día de abandonar este mundo.

Llegamos a casa, se ha secado algo el plumaje de este nuevo inquilino. Aun así la cola y la cabeza están muy mojadas. Secador en mano, Carmen me ayuda con la cola y las alas. Aprovecho para poder apreciar que no existen lesiones en las alas. Mientras el pequeño Eloy señala al pequeño cernícalo asombrado, es su primer avistamiento de la especie. 

El plumaje se recupera y el animal está perfecto, sigue cerrando un ojo pero en cuanto le asomo el dedo por delante se tira a por él abriendo el pico.

Un trasportín de uno de nuestros gatos, con papel abundante, servirá para poder pasar la noche. Tranquila y a oscuras la cernícala descansa y duerme.

Miguel Carrasco, responsable del Centro de Recuperación de los Villares de Córdoba, ya está avisado de que por la mañana le llevamos el pájaro.

Diagnostico inicial: paladar partido y traumatismo con el choque probable de un vehículo.

Dos semanas en las manos de Miguel Carrasco y los operarios del CREA y esta hembra de Cernícalo común regresa a su hábitat natural en el municipio de Castro del Río.

¡Buena suerte amiga! Nos vemos en el campo. 

Saludos, Ivan.