En el mes de febrero y durante cuatro días hemos disfrutado de la ciudad de Londres. Para la ocasión he tenido una de las mejores guías que podría tener: Emily. Conocedora de la ciudad, de sus rincones, de la historia y sobre todo del idioma de manera excepcional, lo que nos ha permitido embarcarnos en este viaje relámpago.
La fecha elegida en febrero era adrede, fuera de las fechas
vacacionales de medio mundo y que evitarían saturar la ciudad con esperas
eternas, mogollón de gente, etc. Poco se equivocó Emily en esto, acertó de
pleno.
El viaje han sido cuatro días, incluyendo el viaje de salida
y el regreso. Aunque no lo parezca en ambos días, hemos disfrutado de la ciudad
londinense.
El objetivo de este viaje era hacernos una idea de Londres y
disfrutar de las aves en los jardines públicos de la ciudad. Objetivo más que
cumplido como podréis leer a continuación.
Para facilitar el desarrollo de la entrada, contaré cómo
hemos organizado cada uno de los días en los que hemos estado en este viaje. Aunque antes, os cuento algunas cuestiones a tener en cuenta para viajar a Londres:
-La moneda es la libra y viniendo de un país europeo has
de saber que esta es más cara (casi diría que bastante más que el euro, pero
tampoco tanto). Para que te hagas una idea, 8 libras son unos 10 euros. ¿Has de
cambiar monedas para poder moverte en Londres? Pues la respuesta es no.
-Para los pagos, lo mejor es hacerlo con tarjeta bancaria y
si no quieres comisiones, la mejor de las opciones es utilizar REVOLUT. Con
ella podrás pagar en el transporte público (bus y tren) además de en todas tus
compras.
-Volar a Londres puede ser barato. En nuestro caso
con Rayan Air nos ha salido sobre los 54 euros. Ahora bien, ten en cuenta la
maleta o mochila que vas a llevar, pues como tengas que facturar, podrás pagar
de más unos 50-60 euros. Nosotros compramos dos mochilas individuales pequeñas,
para meter una muda completa, bolsa de aseo y prismáticos. Un tema importante
al llegar a Londres, bueno, al aeropuerto, en nuestro caso Stansted, es que está
a una hora y cuarenta minutos de la ciudad en bus, mientras que en tren está a
media hora. La diferencia económica entre una y otra opción varia. En bus, el
trayecto es más largo, pero por 40 euros haces la ida y la vuelta. En tren, el
billete de ida y vuelta es de 70 euros. En nuestro caso, elegimos el bus.
-Calzado para Londres. Pues en este punto te diremos
que lleves botas o zapatos que no se calen, pues la lluvia puede hacer acto de
presencia en cualquier momento. Nosotros elegimos botas de montaña con Goretex.
-Alojamiento y transporte urbano. Elegimos un
alojamiento lo más barato posible para las tres noches que teníamos que pasar
en la ciudad. El precio fue bajo, al realizar una reserva con baño compartido,
pero con habitación doble. Es importante en Londres buscar un alojamiento
cerca de una boca de metro, pues será el transporte por excelencia para tus
traslados en la ciudad. El precio de dichos traslados es variable y puede
rondar desde los 10 euros a los 3.
-Comida. Pues aquí es donde están gran parte de los
gastos. Comer en Londres es caro, bastante caro. Una idea, un café son de 3 a 4
libras, al cambio… 5 euros. Si ya lo pides con un dulcecito… pues se va a los
10 euros. En nuestro caso, hemos optado por comprar los menús de sándwich,
con bebida y snack de los supermercados y que salen más o menos por 4 libras.
Hemos alternado con comida en la calle, como pizza napolitana o comida india.
El truco, visitar mercados alternativos o barrios en los que sabíamos que
teníamos estas opciones.
-Museos. En este viaje hemos visitado tres museos: El
British, el de Historia Natural y la Galería de Arte.
Aunque no lo parezca, ninguno de ellos tiene coste para el visitante. Se pide
al entrar un donativo voluntario. En nuestro caso el “donativo” lo hicimos en
la cafetería de los museos tomando un café.
Primer día:
El vuelo lo tomamos desde Málaga a las 11:00 de la mañana.
En dos horas y cuarenta minutos estábamos en el aeropuerto de Stansted,
desde el que tomamos el bus que nos llevó a Markplace. Esta parada está
justo enfrente a uno de nuestras visitas más deseadas: Hyde Park y que además disfrutamos en días posteriores. A las 16:30 hora londinense, Emily y yo
ya estábamos caminando con nuestra mochila por las calles de la ciudad. Nuestra
primera parada fue en Carnaby Street y Oxford Circus.
Estas calles son muy pintorescas y recuerdan el pasado de Londres, hoy
convertidas en calles comerciales y dedicadas a las compras.
Al realizar el viaje en viernes y en la programación
perfecta de Emily, la idea era llegar al museo Británico, pues este día de
la semana lo abren hasta bien entrada la tarde-noche, con lo cual
aprovecharíamos esta posibilidad y no restariamos otras visitas a plena luz del día.
Este museo es espectacular por la cantidad de objetos que tiene de épocas
pasadas, sobre todo egipcias, griegas y romanas. Se justifica en el British,
como ha llegado todo ese material al Reino Unido y como ha sido “cedido” por
los países de origen. El bullicio de los visitantes es alto, pero merece la
pena pasar y realizar una visita en este lugar.
Después del museo, fuimos al barrio del Soho, China Town
y Leicester Square, buscando visitar la conocida esquina de Picadilly
Circus, a la cual llegamos andando, disfrutando de las luces de la ciudad. Soho
es un barrio con gran cantidad de cantinas y tabernas y una vez más mantiene la
construcción antigua de la ciudad sumida en mogollón de luces y modernidades. Sabrás
que has llegado a China Town, por las enormes portadas con motivos orientales
que dispone el barrio. Dentro, gran cantidad de restaurantes y locales de
comida, parecen trasladarnos al país asiático. En Leicester Square,
podrás contemplar una enorme estatua dedicada a William Shakespeare. Esta plaza
es muy conocida en los estrenos de cine, pues muchas de las grandes
superproducciones se proyectan en el cine con la pantalla más grande del mundo,
así como con el mayor número de butacas. La conocida esquina de Picadilly no es
más que una intersección de calles en el este de la ciudad y en ella se
proyectan en grandes pantallas (nos recordó a la Plaza de Callao en Madrid),
anuncios y publicidad de todo tipo.
Desde Picadilly, y tras todo el día de viaje, tomamos el metro dirección a nuestro alojamiento estratégicamente situado en Earth Court. Este barrio se aleja del centro neurálgico de la ciudad de Londres, pero para las visitas programadas y su acceso en metro, Emily eligió realmente bien esta zona como alojamiento para nuestras interminables caminatas. Destacar en esta zona la antigua estación de metro y comentar que en un primer momento Earth Court fue conocida como el “Valle del Canguro” por la repoblación realizada por inmigrantes de Australia y Nueva Zelanda.
Segundo día:
Después del merecido descanso nocturno y tras desayunar
frutos secos y fruta, salimos caminando hacia el Museo de Historia Natural.
En tan solo 10 minutos desde nuestro alojamiento llegamos a primera hora al
museo, que con puntualidad británica abre a las 10. El interior del museo es
espectacular, con unas colecciones de fauna y fósiles increíbles. Una estatua
de Darwin vigila a los visitantes y en diferentes salas puedes disfrutar de los
descubrimientos naturales que hizo. Completan la visita algunas exposiciones
temporales al igual que la arquitectura del edificio que alberga.
Tras el museo, nuestro camino nos llevó al enorme Hyde
Park. Uno de los pulmones verdes de Londres. La enorme arboleda
dispone a los londinenses un respiro. Caminos para senderistas, caminos para
bicis e incluso caballos. Nosotros nos dedicamos a disfrutar de las aves que
podíamos avistar con nuestros prismáticos. Resultó curioso ver especies como
las barnaclas canadienses, ánsares y cisnes. También algunos porrones comunes,
moñudos y ánades frisos.
Tras nuestra excursión verde, tomamos un bus y nos fuimos a Portobello
y Notting Hill un barrio en el cual un gran mercado “de todo un poco”
hace que pierdas la noción del tiempo. En este lugar aprovechamos para poder
tomar pizza napolitana y continuar nuestro recorrido.
En un traslado rápido en metro nos fuimos a Tower of
London, junto al Támesis y Tower Bridge, imagen icónica de
Londres. Caminamos y paseamos por esta zona de manera tranquila.
Una recomendación que hacemos es recorrer los muelles de ST
Katharine. Estos muelles disponen de gran variedad de embarcaciones de la
gente más adinerada de Londres y que puede disponer de estos lujos. En nuestro
caso disfrutamos de la observación de aves como el porrón moñudo y la focha
común en unas curiosas islas flotantes donde nidifican.
Una nueva caminata nos condujo desde Tower Bridge hasta el Big Ben. Para llegar cruzamos el Támesis por el puente Millennium Bridge, un puente completamente peatonal que nos encantó con las vistas de Londres y toda su iluminación. Llegamos, antes de cruzar una vez más el Támesis, a lo más icónico de la ciudad, una gigantesca noria que permite unas increíbles vistas. Una atracción apta solo para los que no tengan vértigo y quieran gastar las 30 libras que cuesta su entrada. Sobre el puente Westminster, unos curiosos carritos de venta urbana te ofrecen garrapiñada y unos fantásticos perritos calientes. Después de dar una vuelta por el palacio de Westminster, tomamos un nuevo metro con destino a nuestro alojamiento para finalizar el día.
Tercer día:
Repetimos a primera hora de la mañana el Hyde Park,
para después pasar por Green Park, camino de Buckingham Palace y
ver el cambio de guardia a las 11:00. Bastante gente se arremolinó para este
evento. Un desfile con algunos soldados, gaitas y una banda militar aderezaron
la parafernalia del momento. Desde este punto, nos fuimos hacia la guardia a
caballo (Royal Horse Guards). Se trata de un edificio que alberga la
antigua caballería inglesa y en la que sin saberlo también pudimos observar el
cambio de guardia. Un oficial inspecciona a dos soldados a caballo, una vez que
la revista es satisfactoria, sustituyen a los caballos que realizaban la
guardia.
Pasamos por la entrada de Downing Street, pero ni
rastro del gato del primer ministro. Una vez más llegamos al Big Ben y
lo disfrutamos de día, pues el día anterior lo vimos de noche. Desde aquí, fuimos a Trafalgar Square
y desde aquí a Camden Town. Este barrio es un enorme comercio lleno de
un millón de cosas para vender y consumir a diestro y siniestro. Música,
restaurantes, bares… se alejan del pasado comercial de esta zona. Rebuscamos el
origen de Camden Town y descubrimos parte del Londres más oscuro en lo que
fueron sus callejones húmedos, malolientes y tenebrosos.
Por la noche teníamos reservado en el barrio pakistaní (Brick
Lane) un free tour sobre Jack El Destripador, que nos encantó y nos
puso en la pista de cómo fueron los asesinatos de Jack The Ripper. Posteriormente
tomamos algo de comida india y regresamos a nuestro alojamiento.
Cuarto día:
Recogimos nuestra mochila y este último día fuimos
directamente a Covert Garden. Disfrutamos de sus calles y un animado
mercadillo de oportunidades. Posteriormente teníamos reservado entrada gratuita
en la Galería Nacional de Arte, donde disfrutamos de las colecciones
disponibles de Van Gogh, Rembrandt, Monet, etc. Aquí una vez más y como nos
gusta hacer en este tipo de visitas, nos pusimos a identificar aves de las
pinturas que pudimos contemplar.
Tras estas últimas visitas terminamos nuestro viaje relámpago pero encantador, iniciando el regreso a España, tomando primero un bus que nos llevó al aeropuerto y desde allí embarcamos hacia Málaga.
Para finalizar esta entrada os dejo algunas fotos de este increíble viaje y un destino al que seguramente volveremos: