Bien, la idea estaba clara: empaparnos de donde se pueden ver lobos, rastros, cacas...Dicho y hecho, ubicamos los "miradores" y nos dirigimos a ellos. Colocas el telescopio y a barrer, barrer en busca de algo que se parezca a un lobo.
La suerte de los que vamos es que estamos bastante acostumbrados a pasar largo tiempo localizando linces, aves rapaces, etc, por lo que la paciencia es una de nuestras virtudes. Sabemos rastrear y además sabemos como reaccionan los jabalíes, las ciervas y los corzos ante la presencia de un depredador. Por lo tanto toda esta experiencia nos sirve para estar al loro y poder disfrutar de los cinco magníficos lobos que pudimos ver en estos parajes.
No pude contener el recuerdo mientras estaba en estas tierras de Felix Rodriguez de la Fuente:
"...y para que en las noches españolas, no dejen de escucharse los hermosos aullidos del lobo..."
La kilometrada que nos hemos pegado en cuatro días (1700 km aprox) han merecido la pena: 80 aves identificadas y 9 mamíferos avistados dan peso al cuaderno de campo y a nuestros recuerdos de este viaje.
Y por si fuera poco ver lobos ibéricos, de vuelta nos paramos en Monfragüe: Imperial, Búho Real, Buitre Negro, Alimoche y Cigüeña Negra.
El año que viene: Somiedo, el encuentro con el Oso Pardo nos espera.
Gracias a mis compañeros de viaje: Fernando, Pedro, Emilio, Alberto y Juan.
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