domingo, 14 de julio de 2013

La tierra de las Mariposas: Parque Natural de Cazorla, Segura y las Villas.


Primer Día 2 de julio de 2013

Decidimos días antes que nos vamos a este Parque Natural, a recorrerlo en bicicleta con alforjas y carrito. La planificación que realizamos es contraria a lo que ocurre en este tiempo, donde en internet está todo, sobre un mapa cartográfico de mi amigo Mario diseñamos la ruta haciéndola circular. Miramos la escala del mapa y estimamos que tenemos por delante unos 180 km de sierra. Por las curvas de nivel podemos intuir lo que nos espera. Ninguno de los dos enciende el ordenata, para navegar buscando información extra sobre el recorrido. Increíble pero cierto, no sabemos pendientes acumuladas, desniveles, etc. vamos casi a tientas.

7:30 de la mañana en Villafranca de Córdoba recojo a Mario en la puerta de su casa. Ya teníamos todo cargado en el coche y salimos directos a Cazorla. Tras unas dos horas de conducción desayunamos en el mismo pueblo de Cazorla y compramos algo de comida para estos días.

Nos trasladamos a Arroyo Frio desde donde vamos a salir para hacer esta ruta circular. Dejamos el coche tras las gestiones de mi amiga Pauliña Pisón junto a un secadero de jamones en pleno corazón del parque.
Descargamos y cargamos todo en las alforjas, conectamos los bultos, el carrito y salimos. La primera parte del recorrido nos da una idea de lo duro que puede ser arrastrar todo el equipo necesario para pasar unos cuatro días en cualquier parte de la sierra.

                    
El amigo Mario con su KTM y todo el equipaje encima. Saco, Alforjas, bolsa de manillar y cartografía. 


                                         Mi bicicleta y yo con el carrito cargado y enganchado. 

Cargamos agua en la primera de las fuentes que encontramos saliendo del turístico Arroyo Frio y poco a poco vamos ascendiendo los seis primeros kilómetros de esta aventura, hasta llegar al Empalme del Valle. Paramos, ya tenemos en lo alto casi 50 minutos de pedaleo, unos frutos secos y rumbo a Vadillo Castril. Estos cuatro kilómetros son favorables e incluso tienen una bajada que nos dan una idea de cómo tenemos que estabilizar y controlar la bici. Recorremos Vadillo Castril haciéndonos una idea de lo que llego a ser este centro maderero serrano a pleno rendimiento. Comemos justo encima del puente del Guadalquivir y tomamos un pequeño refrigerio con Pauliña, que está recibiendo un curso de formación en la Escuela de Capataces de Vadillo. Algunas aves como águilas calzadas y buitres leonados ya nos acompañan en este recorrido.


En la sierra hay agua por todo lados y durante la noche los grandes mamíferos del parque hacen sus incursiones dejando estas huellas en la carretera. 


Instalaciones de Vadillo-Castril con los Pollos de la Mesa al fondo. 


Cruce del Guadalquivir tras pasar el Puente de las Herrerías. 


El Río Guadalquivir encajonado antes de entrar en la Cerrada del Utrero. 

El tiempo se nubla a medio día e incluso suena la tormenta arriba en la sierra. Justo al salir y llegar al mirador de la Cerrada del Utrero la tromba de agua que cae hace que nos refugiemos bajo dos cipreses. Parece que aguantan bien la media hora larga de tormenta. Incluso en la carretera corre el agua. Dejamos el área recreativa de Linarejos y continuamos subiendo desde que hemos dejado el Guadalquivir. Estos primeros kilómetros son por asfaltos hasta el centro operativo del INFOCA, donde comienza la pista que no dejaremos al menos en los tres siguientes días.


Mirador de la Cerrada del Utrero con el puerto de Las Palomas al frente. 

Valoro en este punto que el carrito que llevo no es demasiado óptimo para el campo, si bien lo es para la carretera, no lo es para un camino sin asfaltar. Decido bajar la presión del neumático, ahora parece que no salta tanto como al principio.


Vamos cogiendo altura y las nubes se tornan oscuras. Paramos en el mirador de Los Pollos de la Mesa, impresionante cortado cárstico.

Seguimos subiendo hasta que somos capaces de coronar y empezar a bajar buscando la Nava del Espino y la Fuente de la Garganta. Nos han asegurado que es la fuente que da el agua más fría de toda la sierra. Sus caños brotan una abundante cantidad de agua. Rellenamos los bidones y salimos pitando. 


Mario coge agua en la Fuente de la Garganta, según los lugareños una de las fuentes más frías de la sierra. 

De nuevo lluvia. De nuevo nos refugiamos bajo los árboles de la pista. La tarde parece que empeora y empezamos a valorar donde quedarnos. El antiguo caserón de las Navas del Espino no es un sitio muy recomendable, pues está bastante deteriorado y en mal estado. Continuamos y llegamos a la Nava de San Pedro. Aquí nos encontramos con un personaje singular: Miguel “El Parra”. Gestiona actualmente la Posada Dulce María. Le preguntamos por el siguiente refugio o alojamiento y nos indica que está a unas tres horas de camino. Nos dice que dispone de una habitación pues cinco ciclistas de Jaén tienen reservada el resto de dependencias. Estos cinco amigos, llevan bicis de doble suspensión y mochila como equipaje, viajan de manera más cómoda que nosotros.


Nava de San Pedro, donde el hombre ha arrancado el uso forestal de la sierra y buscó en su momento otros aprovechamientos complementarios como la ganadería y la agricultura. 


Tras la intensa lluvia de la tarde, se abrió el cielo, pero las temperaturas se desplomaron recordandonos el frío invierno. 

En la Posada Dulce María, hablamos con dos lugareños de 80 y 81 años, que toman un tercio en la barra del bar. Observamos que el frío conserva y además muy bien.

Cenamos de lo que llevamos: caña de lomo, dátiles, avellanas, queso y fruta. Descansamos a las 8:00 hemos quedado con Miguel para desayunar.

Segundo Día 3 de julio de 2013

Desayunamos y Miguel “El Parra” nos informa de parte del recorrido que tenemos por delante. El compañero Javi de los cinco ciclistas jienenses, nos da más detalles de cómo son los temidos kilómetros de los campos de Hernan Perea.

La mañana es fresca, salimos abrigados. Vemos los rebaños de ovejas ya muy activos en la Nava de San Pedro.


El sol empieza a calentar y nos deja increíbles imágenes como esta. 


La pista que seguimos es bastante buena y es ciclable sin problemas. 

Nuestro siguiente destino de interés es llegar a la Casa Forestal de la Fuente de Acero. Sabemos que está en alto y queremos recorrerlos de manera fresca y cómoda. Antes de llegar tenemos que visitar el Estrecho de Los Perales. Una zona de agujas calizas bastante paisajística.



Una parada en el Estrecho de Perales nos permite deleitarnos de la espectacularidad de la zona. 

Pasamos el estrecho y llegamos a la Fuente Acero. Parece, por lo que leemos en la guía que llevamos, que cerca de aquí había una serrería donde el serrucho enorme se movía por la acción del agua de la sierra.
Pensamos que el alto que esperamos desde hace dos jornadas debe llegar de un momento a otro. La Sierra de la Cabrilla aparece a nuestra derecha mientras subimos al Collado de Fuente Bermejo y seguimos acumulando desnivel.

Nos cruzamos con dos fotógrafos que van en una cómoda furgoneta que la cuesta termina en nada. No sabemos si creernos la información que nos dan. Finalmente llegamos al Árbol de Félix Rodríguez de la Fuente y la pendiente cambia. Vamos a bajar por fin. 


Mario consulta nuestro mapa al pié del Árbol de Félix Rodríguez de la Fuente.


Paisaje del descenso hacia la Naba de Noguera. 

El descenso es leve pero al fin y al cabo descenso hacia la Nava de Noguera.  Sentimos que los Campos de Hernan Perea están muy cerca, tanto que nos topamos con el control de Rambla Seca. 


Los grandes pinos de la zona sirven bien trabajados como bebederos para el ganado.


En el control de Rambla Seca nos encontramos con este curioso sistema de cierre de la cancela. 

Abrimos la cancela y continuamos. Nos tropezamos con el primero de los refugios forestales. Está bien equipado con bomba manual de agua fresca, mesa y cama comunal. Dentro del refugio hace bastante fresquito. Los colegas de Jaén aparecen con su maquinas y volvemos a contactar con ellos. Nos hacemos una foto y continuamos.


Recargamos los bidones del agua fresca del Refugio de Rambla Seca. 

Justo a arrancar del refugio, miro hacia atrás y una enorme silueta se acerca a nuestra dirección. Viene sola. La miro y en cuanto gira para tomar la térmica, su cola en forma de cuña, su babero negro y las bandas de color claro en el ala y cola me dan la pista que se trata de un quebrantahuesos. Es algo formidable este avistamiento. Le indico a Mario porqué reconozco la especie y le explico la decoloración que lleva el pájaro. Se siente afortunado por ver uno de los pocos quebrantahuesos andaluces que vuelan en nuestros cielos.


Foto cutre que hago con la cámara y los prismáticos del primero de los quebrantahuesos que vemos en los Campos de Hernan Perea. 

Continuamos, no hace frio, pero el viento no permite avanzar como quisiéramos. Entramos ya en los Campos de Hernan Perea. Según nuestra guía se trata de un altiplano de unos 30 km2, de escasa vegetación y donde se ha labrado la tierra donde se ha podido.


Espacio abierto de los Campos de Hernan Perea. 


Paisaje agrícola y ganadero del altiplano de Hernan Perea. 

El objetivo de esta primera parte es llegar al refugio de Monterilla. Por nuestra cartografía sabemos que lo tenemos a menos de un kilómetro. Llegamos y comemos, no sin antes disfrutar del vuelo de un segundo quebrantahuesos.  Descansamos dentro del refugio un par de horas sobre nuestras esterillas. Nos recuperamos y continuamos. Seguimos en este altiplano. De nuevo la tarde se pone fea. Al menos no tenemos sol  y ciclar se convierte en algo más llevadero.


Tinada para el ganado y refugio forestal antes de salir de esta enorme planicie. 

A lo lejos vemos unos pinos salgareños enormes, algo nos indica que vamos a tener que bajar. Poco a poco alcanzamos los enormes pinos y disfrutamos de un pequeño descenso. Charlamos con algún ganadero de la comarca y nos topamos con una pareja de asturianos que recorren la zona en furgoneta. Nos preguntan por el Pino Galapán y les indicamos que no debe andar lejos. Efectivamente, tras un buen y deseado descenso nos tropezamos con el enorme pino.

                   
Pino Galapán a unos cuatro kilómetros de Don Domingo. 

El terreno se convierte en algo favorable. Llevamos ya muchos kilómetros y es esta parte del recorrido donde al menos somos capaces de alcanzar los 50 km/h.

Nos queda un último tirón tras cruzar el lecho seco de un arroyo. Estamos en la zona más alta de estas sierras y el agua escasea. Llegamos a Don Domingo. De nuevo los compañeros de Jaén nos preguntan qué tal vamos y nos dicen que en Hostal Don Domingo donde ellos se alojan se come de muerte. Nos convencen, nos quedamos en la zona del albergue. Nos duchamos y nos reconforta saber que vamos a probar el autentico cordero segureño que tanta fama tiene en la comarca. Antes establecemos lazos más estrechos con los ciclistas jienenses, charlamos y conversamos sobre bicis.


Cemet el San Bernardo que guarda el Hostal Rural de Don Domingo. Bonachón, grandullón de 70 kilos de peso. 


El Hostal Rural Don Domingo reúne unas excelentes calidades para poder pasar la noche y disfrutar de la sierra. 



Los compañeros jienenses con los que convivimos durante dos etapas de nuestro recorrido. Ramón, Roberto, Javi, Alvaro, Ivan, Javi y Mario. 

Tenemos tiempo además de entablar conversación con un paisano de Don Domingo. Nos cuenta que emigró a Barcelona, no le gustó aquello y regresó con sus ovejas. Su hijo dispone actualmente de un rebaño de 800 ovejas segureñas. Descubrimos su edad mágica: 81 años. Reconoce que tiene sus “achaquitos” pero está en perfectas condiciones, cuando ve que sus 20 borregos se las piran en busca de hembras.
Cenamos  y descansamos.

Tercer Día 4 de julio de 2013

Suena el reloj. Tercer día y claro objetivo de llegar a Hornos de Segura. Dividimos como en las otras dos etapas, el recorrido de hoy.


El verdor se mantiene en la sierra a pesar de ser verano. 

Como no puede ser de otra manera, comenzamos el día pedaleando cuesta arriba. El recorrido tiene pendiente pero lo llevamos bien. Vamos charlando y nos vamos comiendo los casi seis primeros kilómetros que son de subida. Nos despedimos de los compañeros ciclistas.  


Buitres leonados tomando el sol antes de despegar de la fría mañana veraniega de estas sierras. 


Nava en dirección al nacimiento del Segura. Intuimos que estamos cerca. 

Coronamos y empezamos un buen descenso que nos lleva hasta Fuentes de Segura, donde nace el río Segura. Es un buen lugar para descansar y tomar agua. El recorrido nos favorece para llegar a Pontones.


Nacimiento del Segura con bastante agua y ensordecedor ruido. 


Repostamos agua en el nacimiento del Segura. 


"GPS tradicional" que hemos llevado este recorrido, el cual no se ha quedado sin cobertura, no ha necesitado cargar baterías y tampoco ha sido necesario reiniciarlo por error del sistema. 

Pontones es pintoresco, pequeño, pero bien trazado por el paso del rio Segura entre sus calles. Compramos algo de fruta, pan y una enorme torta de chocolate que nos zampamos antes de comenzar de nuevo a subir.
Cuatro kilómetros de subida, hasta que vemos un noguero solitario que nos atrae para la siesta. Mario toma el noguero, pero yo prefiero tomar la alcantarilla, además de estar libre de hormigas y moscas el aire se canaliza y me da tal frescor que la siesta que tengo es casi de dos horas.


Panadería Barrancos, buena torta de chocolate y buen pan. 


Buscando el frescor de la alcantarilla. 

Nos ponemos en marcha, sabemos que tenemos un puerto por delante. Los autóctonos nos recomiendan que vayamos por el recorrido largo, pues es más tranquilo y sin coches. Lo dudamos. Pero finalmente hacemos caso y disfrutamos de una suave subida de carretera, con enormes cuencas visuales que nos muestran el Embalse del Tranco de Beas a nuestra izquierda y a nuestra derecha la desconocida Sierra de Segura.

Reconocemos el Yelmo y sabemos que vamos a pasar justo a seis kilómetros de coronarlo. Nos desviamos y seguimos las indicaciones de Hornos de Segura. 13 km de bajada por carretera. Nos divertimos. Nos hacía falta este descenso. Vemos la pedanía de La Capellania, defendida por enormes moles de caliza. Tomamos agua fresca en el camino y llegamos a Hornos.


El Yelmo al fondo. Nos dirigimos hacia la base de su subida. 


Espectacular vista del Embalse del Tranco de Beas. 

Hornos dispone de una fortaleza, la recorremos y llegamos a la judería. Nos tomamos un refresquito y un café granizado que nos dan fuerza para ir buscando la zona de descanso de este día.


Hornos de Segura. 


Villa de Hornos. Rincones singulares en su interior. 

Seguimos bajando y decidimos meternos por un sendero que no viene en nuestro mapa, pero que estamos convencido que llega a nuestro objetivo de hoy, sin exponernos al riesgo que supone la carretera del Tranco. En principio disfrutamos. Solo nos separan ocho kilómetros de nuestro descanso. Un árbol caído, nos hace desmontar mi carro para poder sobrepasarlo. 



Una "ramita" en el camino. Toca desmontar el invento del carrito. 



El sendero que llevamos hacia la presa del Tranco nos deja vistas como estas. 


Agua, verdor y frescor por todos lados. 


Cae la tarde y nos vamos aproximando a nuestro lugar de pernocta. 

No es ciclable al 100% pero disfruto del recorrido, del agua y de la orilla del embalse. Un kilómetro de cuesta al final y llegamos al Camping de la Montillana, son las 22:00 de la noche y desde las 8:30 que empezamos no está nada mal. No llevamos tienda, pero si esterilla y saco. El camping está tranquilo. Nos duchamos y cenamos un buen pincho de tortilla, un tomate rajado con sal y un enorme vaso de gazpacho. Buscamos nuestra parcela, tiramos la esterilla al suelo y dormimos.

Cuarto Día 5 de julio de 2013

La claridad nos despierta. A las 8:00 estamos listos para desayunar. 8:30 estamos montados en la bici. Enfilamos ya los últimos kilómetros de nuestro recorrido, pero sabiendo que las pendientes serán mínimas y será todo por carretera.


En este último día y por confirmar la regla de días anteriores con una excepción empezamos bajando hacía la presa del embalse. Nos topamos con el poblado del Tranco. Me recuerda mucho más a un pueblo pesquero que a un pueblo serrano.

Presa del Tranco. 

Desde Don Domingo hasta donde estamos ahora, hemos descendido unos 1000 metros y aquí el agua sale por todos lados. El paisaje es espectacular a esta primera hora. Vamos devorando kilómetros y rellenamos los bidones de agua fresca.

Coto Rios aparece por nuestra izquierda. Un poco más adelante nos espera la Torre del Vinagre, centro de visitantes del parque. Vemos la tienda y disfrutamos de una exposición de fotografías antiguas que la Consejería de Agricultura, Pesca y Medio Ambiente expone en la sala superior. Nos llama la atención ver los lugares por los que hemos pasado en estos cuatro días, cuando tenían vida serrana los 365 días al año.

                  

Instalación de la Torre del Vinagre. Buen lugar para descansar y emprender los últimos kilómetros. 


Casa Forestal de Fuente Acero con una de las familias que la poblaron. Hoy día es uno de los nuevos refugios forestales de la sierra. 


Puente sobre el Guadalquivir. 


                 Vadillo-Castril a pleno rendimiento en los años 50. 

El centro de visitantes es dinámico y está bastante bien estructurado. Disfrutamos del pabellón cinegético y nos sorprenden las cuernas trabadas de ciervos en berrea que murieron agotados en las orillas del Tranco. De nuevo Félix Rodríguez de la Fuente viene a nuestra memoria.

¿Cuánto queda para Arroyo Frío? Unos 11 km nos dicen y picando para arriba. Nos tomamos estos últimos kilómetros con tranquilidad. No hay prisa. Llegaremos antes de comer.

                
Recta final para llegar a Arroyo Frío. 


Por fin, el coche, hemos llegado. Hemos completado 175 km de sierra. Ha merecido la pena.
Antes de abandonar el Parque, última parada en el Guadalquivir, en la cerrada del Utrero donde nos damos un buen baño para regresar fresquitos a Villafranca.


175 km de ruta circular, cuatro días, tres noches. Espectaculares paisajes, espectaculares momentos. 

Por último: ¿Por qué está entrada se empieza con la frase La Tierra de las Mariposas? Pues bien, durante todo el recorrido estos insectos nos acompañaron, en arroyos, en fuentes, entre la vegetación, posados en el manillar de la bici, con sus colores, con su diversidad, de una planta a otra. No nos dejaron ni un solo momento. ¡Cuánto hubieran disfrutado mis amigos los entomólogos, en este camino, en esta ruta por la Tierra de las Mariposas!


Saludos, Ivan


1 comentario:

  1. Hoy he visto la foto de la Casa Forestal de Fuente Acero en 1.953, estoy convencido al 100 x 100 que la familia fotografiada es la del guarda de aquella fecha "Felix Cuadros Vilar", (mi padre), la foto debe estar tomada de un marco con cristal, se ven reflejadas otras imagenes, ¿sería posible conseguir una foto buene de esa foto?, mi correo es: antoniocuadroscruz@gmail.com

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