Ivan Parrillo Hidalgo: HISTORIA DE MIS BICIS (1991 (aprox)-2024)

No recuerdo muy bien como era la primera de las bicis que tuve, pero si se que era de la marca GAC de esas que con el giro de una palanquita en el medio se partía en dos, para un mejor almacenaje. De color rojo, con sus guardabarros de color plata y sus portaequipajes. Disfrute de ella en Aracena, sobre todo en la plaza del Paseo. Allí en la zona cercana a donde se encontraba Bazar las Cruces, las raíces de los árboles habían levantado el suelo y con ello teníamos una rampa de salto espectacular. En uno de esos "vuelos", recuerdo que di un buen "leñazo”. Esta bicicleta se fue desmontando casi por arte de magia, empezando a faltar, sobre todo, los guardabarros que le daban un “look” más molón. Bajaba desde Aracena al campo de mis tíos María José y Domingo esquivando piedras por todos lados, los neumáticos no eran de montaña como los de ahora, pues por aquellos años, la bici de montaña aún no había aparecido, pero yo la utilizaba como tal. Bonita anécdota aquella en la que mi primo Tomás, que tenía la misma GAC, hizo un “caballito” y la rueda se le salió al tener las tuercas de sujeción flojas.

Después del “maquinón” de GAC, crecí un poquillo y la siguiente bici que apareció en mi vida fue una BH Bicicross. En esta nueva bici, destacar la suspensión de adorno que tenía en la parte delantera y el gran asiento alargado que se levantaba en su parte trasera. Curioso el mecanismo de tornillos del sillín para poder ir adaptándolo a la altura deseada. En esta bici ya ruedas de taco y todo el acero del mundo. Me la trajo Papa Noel unas Navidades, se adelantó a los Reyes Magos para que pudiera disfrutarla en las vacaciones de invierno en Aracena. Aun me pregunto cómo se entendieron para conseguir aquel hito, pues en mi casa el de rojo y barbas blancas nunca llegaba, salvo en esta ocasión...

Claro, todas las bicis estaban en Aracena, en Cádiz donde residíamos, en un piso era imposible disponer de bicicleta y además de tener poco espacio para ellas, había que subirlas tres pisos. Me emperré en tener una bici en Cádiz, hasta que, en el año 1991, mis padres cedieron. De la mano de un compañero de mi padre, fuimos a buscar la formidable BH Force 12 de 18 velocidades desde La Caleta a San Fernando. Y allí estaba, una vez más con su cuadro de acero, sus frenos de herradura y su forma de bicicleta de montaña. Creo recordar que costó 12.000 pesetas y no olvidaré las palabras de mi padre al llegar a Cádiz: “Ahora no te vayas a poner a hacer tonterías con la bici subiendo y bajando escalones”. Subir o bajar escalones…pero si era una “prebici” de montaña, como no voy a hacer esas cosas. Tres pisos para abajo y tres pisos para arriba para poder disfrutarla en Cádiz. La reventé, yendo y viniendo desde La Caleta al Instituto de Cortadura y recorriendo las calles de La Tacita de Plata. Con ella también realicé las primeras vueltas a la Bahía de Cádiz por carretera. Toda una odisea cruzar y subir el puente Carranza, sobre todo con un buen viento de poniente o de levante. Fui cogiendo ritmo y las primeras revistas de Bike y Solo Bici llegaron a mi poder, en ellas veía esas imponentes MARIN, SPECIALICE, ORBEA, BH... Y mientras los años pasaban, lo que se rompía de la bici, se iba reparando.

Al terminar octavo de EGB, pasé el verano en Aracena. Mientras estaba allí devorando una de las revistas de MTB, que aún conservo, mi padre pasó por mi lado y le dije: ¿Y si me compras una bici nueva de montaña? Me miró y me respondió: “Aprueba primero de BUP completo y te compro cualquiera de las bicis de la revista. ¿Cualquiera? Rápidamente busqué alguno de los anuncios de bici que venían en aquel número. Encontré el de una SPECIALICE por un valor de 120.000 pesetas. Mi padre la verificó y confirmó que sí, que esa misma me compraría. Primero de BUP empezó y llegó la primera de las evaluaciones…lo aprobé todo. Mis padres hablaron entre ellos y se dijeron que deberían ir ahorrando pues tenía toda la pinta de que, al llegar junio, superaría el curso. Dicho y hecho. Cuando me dieron el boletín de notas, vi el resultado, ninguna para septiembre. No esperé a llegar a mi casa, desde una cabina que había en instituto llamé a mi casa: Mama dile a mi padre que vamos por la bici nueva. Aquella misma tarde fuimos a Deportes Castro junto a la Alameda Apodaca de Cádiz. Allí en su escaparate dos flamantes bicis ZEUS. El mismo montaje en componentes, pero la diferencia estaba en el cuadro, pues uno era de acero y el otro de aluminio. El precio de ambas bicis: 85.000 pesetas para la de acero y 99.000 pesetas para la de aluminio. Decidí ahorrarle a mi padre 15.000 pesetas y me quedé con la de acero, que ya venía mucho más ligera que la BH anterior. Volé con ella por la Alameda, El Parque Genovés y el Campo del Sur. El grupo que montaba aquella bicicleta era el SHIMANO STX Especial Edition, un revolucionario cambio de 21 velocidades con indicador de posición de la cadena en los mandos. Con esta bici ya si llegó definitivamente el veneno del mountain bike a mi cabeza. Aun me sigo preguntando como alguien que vive en La Caleta de Cádiz y donde el primer carril lo teníamos al bajar el puente Carranza en Puerto Real, a 11 kilómetros de distancia, podía aficionarse a este deporte. Lo lógico hubiera sido aficionarse al ciclismo de carretera, pero no. En un primer momento con la ZEUS conocí bien la Bahía de Cádiz, Puerto Real, las Canteras, el carril auxiliar de la autovía de Cádiz a Sevilla, el pinar de San Pedro... Pero había un problema… Una bici de montaña en Cádiz, pero ¿Y en Aracena? Bien, decidí arreglar la BH Force 12: horquilla nueva, dirección nueva, frenos nuevos. La llevaríamos a Aracena y así allí tendría otra bici para poder montar en la sierra. Nunca llegó a pisar terreno serrano, pues mi hermano, dijo que se quedaba con ella, enganchándose profundamente a esto de las dos ruedas. Mi ZEUSS evolucionó y con unos ahorrillos, una potencia nueva, pedales automáticos y la gran inversión: horquilla delantera de suspensión. Por aquellos años las bicis venían con horquilla rígida. Compré una MANITOU de elastómeros que me dio el apaño durante muchos años.

Al terminar COU, apareció en mi vida Córdoba La Llana, los cojones llana... En 1997 llegué a esta ciudad para estudiar en la universidad y desde entonces sigo por estos lares. Lo único que sabia originalmente, es que Córdoba tenía una mezquita que visité en el viaje de fin de curso de la EGB. Con mi padre recorrimos algunas residencias de estudiantes, buscando una en la que me entrara la bici en la habitación, nada de dejar la bici en un trastero, un patio u otro cualquier sitio. Lo encontramos en Ciudad Jardín. Empecé a rodar en Córdoba con la ZEUS de la cual disfruté muchísimo y tiene el mal recuerdo que viniendo de un campeonato provincial de MTB en el que participé en Cádiz, la bicicleta se soltó del portabicis de techo del coche. Menudo susto que nos dimos, pero afortunadamente no calló sobre ningún otro vehículo, ni tuvimos percance alguno, chapa y pintura y listo.

En el año 2000, estudiando tercero de biología y con mi compañero Manolo Moreno, nos presentamos al concurso de ideas para la conservación de los Baños de Popea y el Arroyo Bejarano. El concurso era auspiciado por el Ayuntamiento de Córdoba y el premio 150.000 pesetas. Preparamos el trabajo, le dimos muchas vueltas, lo presentamos y ganamos. 150.000 pesetas a repartir entre los dos. Manolo se compró una cámara de fotos, yo cambié el cuadro de mi bicicleta por uno de aluminio, el ROOKIE TANGAROA. Según decían ese cuadro era de la marca KONA, algo así como una segunda marca. Con aquel cuadro, mi bicicleta “Digievoluciono” y seguí recorriendo la sierra de Córdoba y el Parque Natural de la Sierra de Aracena. El primer Camino de Santiago desde Hendaya, lo realizaría con esta bicicleta. También el recorrido de Almería hasta Aracena, Pamplona Santiago de Compostela y Santiago de Compostela-Aracena.

Cuando la bici no dio más de sí, un nuevo cuadro: el duro y casi indestructible COLUER SIR HILL. Nuevo cuadro de aluminio que me dio muchas satisfacciones incluyendo la horquilla Marzocchi Bomber, italiana y que también duro muchos años. Con esta bici recorrí mi primera y segunda carrera de la Legión en Ronda.

Después de cambiar lo que se iba rompiendo llegó la oportunidad de tener una bicicleta prácticamente nueva, pero de segunda mano. Montada en SHIMANO XTR completo, pude adquirir por 1500 euros una COLUER POISON montada a la carta por su anterior propietario con el grupo superior de SHIMANO. Peso pluma de bicicleta que me hizo disfrutar de muchas otras aventuras, un nuevo Camino de Santiago, las Sierras Subbéticas de Córdoba, Sierra Morena, etc. La mala suerte hizo que el cuadro se fisurara y que tuviera adquirir a prisa y corriendo uno nuevo. En esta ocasión de la marca MENDIZ, el R7. A este cuadro por rotura de la horquilla Marzocchi que tenía, tuve que comprar otra horquilla, una FOX 32 que aún sigue funcionando como el primer día.

Hasta este momento todo lo que había manejado era de 26 pulgadas, hasta que llegó la oportunidad en 2018 de pasarme a “la moda” de las 29 pulgadas. Las ventajas de este tamaño de rueda ya están descritas por todos lados, no seré yo el que las detalle aquí. Por primera vez tenía en mi poder un cuadro de carbono, montada en SHIMANO DEORE XT, de la marca GIANT. Por el momento es la bici que poseo y que me ha posibilitado disfrutar de un nuevo Camino de Santiago y el recorrido de Burdeos a Toulouse por el canal del Garona en Francia.

En paralelo a la GIANT que actualmente dispongo, también una bicicleta de carretera me acompaña. Una COLUER RADAR que me permite realizar salidas de fondo y con la que recorro mucho asfalto de Córdoba, la costa malagueña o la sierra de Aracena entre otros lugares.

Sigo montando en bici después de tantos años y aunque no con el mismo ahínco de hace algún tiempo, sigo disfrutando de cada salida y cada recorrido. El futuro… no se por donde pasará, tal vez una eléctrica… pero por el momento, va a ser que no.

Saludos y nos vemos en el camino.