Durante
el invierno 2016-2017 varios miembros del Grupo Local de SEO-Córdoba,
decidimos realizar un viaje de naturaleza en el verano de 2017. Después de
barajar algunos destinos, contactamos con la empresa VULTOUR de Cantalejo
(Segovia) que dispone de amplia experiencia en este país y nos propone un
primer borrador de nuestro posible viaje. Junto con Vultour, la empresa polaca
LARK serán los encargados de nuestro viaje.
Discutimos
en nuestro indispensable grupo de wassap y hacemos algunos cambios en una
primera propuesta.
A
continuación y sin mucho detalle al que acostumbro en este tipo de viajes, os narro alguno de los lugares y como hemos vivido la naturaleza y
el ambiente urbano de Polonia.
Cuatro zonas para
10 días de vacaciones en Polonia:
Cuatro
zonas claramente definibles nos hacen disfrutar de lo lindo en Polonia. Por un
lado el ambiente urbano de las ciudades de Cracovia y Varsovia y por otro el de
los espacios naturales del Parque Nacional de Bialowieza y Biebrza y por último
la zona costera de Gdansk.
Para
que nuestro viaje fuera aprovechado al máximo nuestro vuelo y recorrido partía
desde Málaga a Cracovia, posterior recorrido interior por el país y vuelo de
vuelta a España desde Varsovia. Por el país polaco nos hemos trasladado en una furgoneta de nueve plazas.
Zona 1: Cracovia.
Nuestro
alojamiento es un modesto apartahotel. La idea de visitar esta ciudad es palpar
un poco la cultura de este país.
Es
curioso, pero según la guía de Lonely Planet sobre Polonia se describe que el
primer vestigio originario de la ciudad de Cracovia está en un cordobés judío:
Abraham Ben Jacob, que la visitó y la describió como un centro comercial
llamado Krakwa.
En esta
ciudad nos perdemos visitando la Colina de Wawel, donde se encuentra la Catedral y una zona ajardinada bastante
agradable. Nuestra guía Marta nos cuenta la historia del Dragón que
aterrorizaba a todos los ciudadanos y como un modesto zapatero, tras los mil
intentos de la guardia real de acabar con él, puso como cebo una oveja rellena
de algo parecido a alquitrán y cuando el Dragón la devoró este explotó.
Visitamos
también la zona del barrio judío,
donde nos encontramos que ha sido parte de los escenarios del rodaje de la
película de La Lista de Schinlerd. También es posible visitar alguna de las
sinagogas que existen en esta parte de la ciudad.
Desde
aquí nos trasladamos a la zona de la Plaza
Mayor. Espectacular lugar de encuentro de los visitantes a la ciudad. Muchas
zonas donde mirar incluyendo las horas en punto en las que hay que escuchar al
cornetista de la torre de la Iglesia de
Santa María, que antiguamente en el medievo alertaba a la población. Un
mercado artesano (La lonja de Paños)
y de recuerdos en el centro de la plaza, la
torre del Ayuntamiento, los carros tirados de enormes caballos y los
puestos de roscas de pan son alguna de las cosas que disfrutamos en este lugar.
De la
plaza mayor, vamos buscando la Puerta de
Florián, la única de las ocho puertas que disponía la ciudad. Merece la
pena contemplar también justo delante de la puerta la barbacana que defendía en
su momento de los ataques que pudiera sufrir la ciudad.
Otra de
las visitas que hicimos fue la iglesia
de San Francisco en las cuales podemos contemplar unas enormes vidrieras y
muchos motivos y adornos de plantas en todas sus paredes.
La
ciudad nos da también momentos de pajareo. Para empezar tendremos a la corneja
cenicienta por todos lados. Mientras que las grajas también nos
acompañaran incluso con una colonia urbana muy ruidosa. Picos menores, mirlos e incluso
zorzales reales y comunes están presentes en estos recorridos por zonas
ajardinadas.
Una
visita que no puede faltar si se llega a Cracovia son las Minas de Sal o de Wieliczka. Es una de las actividades que más nos
sorprendieron de todo el recorrido. Desde tiempos neolíticos ya se conocía la
existencia de este recurso, la sal. Posteriormente y desde hace 700 años se
empieza la explotación de una manera más industrial. 250 km de galerías, nueve
niveles que llegan hasta los 300 metros de profundidad, aunque las visitas
descienden hasta los 130 metros aproximadamente. Nos cuentan las penurias que
vivían los mineros, su día a día, su vida y quedamos estupefactos por lo grandioso de las enormes
vigas de madera que han sujetado galerías y salas desde tiempos inmemoriales.
Nuestra visita la hacemos con una guía que habla perfectamente español. Tras
bajar unos 700 escalones empezamos a disfrutar de estatuas y representaciones
de sal. Impresionante es la Capilla de Santa Kinga en la cual se realizan
oficios religiosos como misas y bodas.
Nuestros
guías nos proponen que hay que ver Cracovia por la noche y vamos de nuevo a
alguno de los lugares visitados durante el día para disfrutar de la nocturnidad
y la imagen de la Colina de Wawel o la Plaza Mayor. Un paseo a orillas del río
Vístula nos da una panorámica excepcional.
Desde
Cracovia nos trasladamos a la zona del Parque Nacional de Bialowieza, para ello
hacemos algunas paradas. La primera de ellas es en el Bosque de Niepolomice.
Una larga recta nos permite adentrarnos en un formidable bosque con multitud de
insectos, sobre todo mariposas y vemos algunos paseriformes. No es la mejor
época para pajarear pero vemos algún que otro ratonero y oímos a los trepadores
azules. Enormes robles también nos acompañan en esta primera parada.
La
siguiente de nuestras paradas son las piscifactorías de ciprínidos que hacen
las delicias de muchas aves acuáticas. A lo largo de todo el país está presente este tipo de actividad económica y contraria al modelo español de
piscifactoría de ladrillo estas están muy naturalizadas y da gusto pajarear
entre ellas. Las primeras que visitamos
son las de: Georki. Fumareles, gaviotas,
combatientes, cigüeñas negras, garzas reales, garceta grande, ánsares comunes,
cisne vulgar, somurmujo lavanco y cuellirojo son alguna de las aves que
podemos disfrutar.
Zona 2: Parque Nacional de Bialowieza
Este
Parque Nacional es el más antiguo de Polonia. Son extensos bosques que se extienden incluso en el vecino país de Bielorusia. Se trata de
una zona espectacular para poder contemplar uno de los bosques más antiguos y
originarios de Europa, todo un paraíso para nuestros colegas botánicos. En su
interior la especie animal estrella es el bisonte que llegó a extinguirse y que
hoy día, es relativamente sencillo de observar. Por nuestra parte hicimos recorridos
en coche y espera en miradores habilitados para la observación.
Visitamos
el municipio de Bielowieza donde se encuentra el centro de información del
Parque: Park Palacowy. En él nos hacemos a la idea de como son los
enormes bisontes viendo el trabajo de taxidermia de dos enormes cabezas. Desde
aquí parten algunos recorridos por los antiguos jardines de un palacio ruso
prácticamente destruido. Libélulas, mariposas y casi todos los pícidos europeos
se dan cita en esta zona.
Una de
las zonas que visitamos aquí (Park
Narodowi) y que es muy recomendable, es entrar en una de las reservas con guías
autorizados (no es posible hacerlo de otra manera). En estas reservas la mano
del hombre y las intervenciones madereras dejaron de realizarse hace mucho
tiempo. La vegetación y el paso del tiempo van de la mano, sin maquinaria,
motosierras, desbrozadoras…si un árbol se cae al suelo, se ha caído y la cadena
natural de eliminación de materia orgánica muerta empieza y termina. Esta
zona se protegió, como casi todo el Parque Nacional por constituirse como
cazadero de la realeza del país. En la reserva destacamos especies como el pico
dorsiblanco o el pito negro. Justo en la salida de la reserva nos describen que
si existe un manejo consciente para dos especies de aves interesantes: el guión de codorniz y el águila pomerana
que conseguimos ver en uno de sus lances de caza sobre algún que otro
micromamífero.
Nuestro
alojamiento en este Parque estaba en la zona de Gruszki. Un buen lugar
para descansar y comer. A escasos dos minutos del alojamiento existe un
observatorio para poder contemplar bisontes,
aunque podemos disfrutar también de las enormes liebres europeas, zorros y multitud de aves como los escribanos cerillos o el alcaudón dorsirojo.
En las zonas ajardinadas zorzales
charlos, zorzales comunes y picos picapinos son observados con facilidad.
El
pueblo de Kruszyniany dispone de una antigua y sorprendente mezquita de
madera perteneciente al pueblo Tártaro. Esta mezquita, conocida como la
Mezquita Verde es una mezcla arquitectónica curiosa pues dispone de dos torres
muy parecida a la de los típicos templos cristianos, aunque estas y en este
caso se rematan en la típica “cebolla musulmana” y termina con el cuarto de luna dorado. Visitamos un
restaurante de la zona y tomamos un té tártaro para continuar el camino. Esta
zona tiene un origen curioso y que paso a reproducir: En el siglo XIII los
mongoles procedentes de Asia Central , en concreto del imperio mongol de Gengis
Kan. Invaden Polonia en 1241 y arrasan muchas zonas, incluyendo la ciudad de
Cracovia. A finales del S. XIV Polonia y Lituania se enfrentan y en las zonas
fronteriza polacas se asientan refugiados originarios de los mongoles de Gengis
Kan, siendo tártaros musulmanes y llegando a nuestros días. Visitamos el
cementerio que está junto a la Mezquita Verde y podemos observar algunos
ejemplares de colirrojo real que
alimenta a sus pollos. El cementerio alterna tumbas con enormes pinos que hacen
las delicias de algunos pícidos.
Una de
las noches en este parque Nacional, Marta nuestra guía local ha contactado con
un grupo de trabajo de investigadores polacos que se dedican a monitorizar las
diferentes especies de quirópteros
que se encuentran en diferentes áreas. Para ello y ataviados con nuestros
frontales disfrutamos capturando y viendo como se trabaja con los murciélagos.
Nos explican además como se realiza un transepto para medir la densidad de
individuos analizando el número de ultrasonidos emitidos por cada especie e
individuo.
Zona 3: Parque Nacional de Biebrza y Mar
Báltico.
Nos
trasladamos a esta zona de Polonia y disfrutamos del mayor parque nacional de
Polonia. Es una enorme zona pantanosa donde es posible disfrutar de los alces y de la estrella ornitológica el carricerín cejudo.
El
paisaje de esta zona se compone de turberas, ríos, ciénagas, etc. Existe una
alta humedad en el ambiente y esto se traduce en gran cantidad de mosquitos. Es
una buena zona para poder disfrutar de muchas mariposas en esta época del año. Los observatorios de esta zona son
elevados y disponen de buenas cuencas visuales. Es muy recomendable visitar el
centro de recepción de Osiwiec-Twierdza.
Disfrutamos
de varios recorridos y vemos incluso algunas formaciones de hormigón que fueron
enormes bunkers de la primera Guerra Mundial.
Puesto
que la zona es muy pantanosa podemos ver las marcas y presencia de los castores en las múltiples pasarelas que
hay en la zona.
Aunque
el recorrido en esta zona lo hicimos descansando en dos alojamientos, narro
esta zona conjuntamente, pues entre una y otra, es posible disfrutar de piscifactorías naturales como las de Knyszyn Zamek y las de Dojlidy en Bialystok
en las que observar aves como el cisne
cantor, aguiluchos laguneros e incluso
ver pescar a los enormes pigargos.
Al
llegar al Mar Báltico, nos sorprende el color del agua: marrón tirando a color “coca-cola”.
Llevamos bañador, pero corre un aire un tanto desagradable que solo nos permite
meter los pies en el agua: ¡No está tan fría como pensábamos a pesar de estar
en estas latitudes!
Paseamos hasta colocarnos frente a la playa protegida y virgen de Mewia
Lacha. Nada más colocar el telescopio, gaviotas
enanas, canas y reidoras, serretas grandes, cisnes comunes, algunas focas a lo lejos nos muestran la
biodiversidad de la zona. Incluso un joven zorro con su pelaje de verano sale
al atardecer a la orilla de la playa para poder aprovechar las sobras de los
turistas.
Las
playas son de arena fina y en ellas algunas parejas de chorlitejos corretean de
un lado para otro.
Gracias
una vez más a los contactos de nuestra guía local Marta, podemos entrar por un
sendero de unos dos kilómetros en paralelos a la desembocadura del río Vístula
a la reserva de Mewia Lacha. Allí asistimos al anillamiento de limícolas de la
zona. Algunas especies son de bastante interés correlimos menudo, zarapitín y común. Además nos permiten acompañar a los técnicos
del proyecto que aquí se desarrolla a
las trampas que colocan en la orilla para la captura de alguno de estos
limícolas. El sistema es sencillo, una especie de laberinto con varias puertas,
pero de las cuales es complicado salir.
Zona 4: Varsovia.
Nuestro
viaje finaliza en la ciudad de Varsovia en la que disfrutamos todo un día de
esta increíble urbe. Lo que
más me llamó la atención es que hace escasamente 80 años está ciudad fue
bombardeada en la II Guerra Mundial y destrozada por completo. Las imágenes de
algunas exposiciones de la ciudad dejan los pelos de punta, solo quedaron en
pié tras los bombardeos, algunas fachadas. Hoy día surge como uno de los centros
neurálgicos del país polaco.
Visitamos
enormes parques con una vegetación compuesta sobre todo por gran cantidad de
grandes árboles, como el de Lazienki donde es posible también lo exuberante de
alguno de los más llamativos palacios. Visitamos además en esta zona unos
jardines orientales en los cuales podemos ver pato mandarín. Marta nos comenta que hagamos lectura de las anillas
de los mandarines pues participa en un proyecto de seguimiento de la población
de estas aves en el interior del casco urbano de Varsovia. Disfrutamos también
de la cultura musical viendo la gran estatua de Chopin.
Visitamos
la Ciudad Vieja y el campus universitario. Uno de los lugares más recomendables
de Varsovia es subir a la terraza ajardina de la Biblioteca Municipal. Es
impresionante ver cómo se ha generado ese jardín en lo alto de un edificio que
sirve además de mirador espectacular sobre el río Vístula y la ciudad.
La
tarde va cayendo, cenamos en un buen restaurante y vamos despidiéndonos de esta
enorme ciudad, con gran cantidad de luces que iluminan todos sus monumentos.
Comentario final sobre este viaje:
Polonia
es un país más que recomendable para visitar por dos motivos: Uno su
naturaleza. Visitar los bosques más emblemáticos de la vieja Europa es algo más
que espectacular. La fauna es rica y variada con estrellas como las aves
costeras y los grandes alces y bisontes europeos. Si bien la única pega que
puedo ponerle al país es que no es un buen destino veraniego si lo que se
pretende visitar son sus espacios naturales, pues la cantidad de mosquitos de
las zonas exteriores a los núcleos urbanos es considerable, aunque con un buen
ahuyentador se puede disfrutar sin problemas.
El
segundo de los motivos es realizar y adentrarse en las ciudades de Varsovia y
Cracovia. Conocer su pasado de luchas permanentes y el resurgir tras la II
Guerra Mundial supone un buen aliciente para disfrutar de estas grandes urbes.
Las
carreteras polacas entre aldeas y pueblos son sinuosas pero aptas para conducir
tranquilamente, mientras que las autovías son francamente excepcionales y además
disponen de muchas medidas compensatorias para el paisaje, la fauna y la
vegetación.
La
comida es rica, aunque en casi todos los restaurantes y alojamientos se incluye
sopa de diferentes sabores e ingredientes. Los “pierogis”, una mezcla entre
empanadilla y pasta rellena son más que recomendables para probar y disfrutar.
La
moneda polaca, el Zloty, es una
moneda más barata que el euro, por lo que viajar a Polonia es económico para el
turista español.
Alguna de las cifras
de nuestro viaje son:
-169 euros de
billete ida y vuelta: Málaga-Cracovia; Varsovia-Málaga.
-950 euros viaje con
todo incluido (menos vuelos y algunas excursiones) con las empresas Vultour y LARK.
-Unos
2500 km recorridos en 9 días de viaje.
-151
especies de aves observadas.
-16
especies de mamíferos observadas.
-8
especies de anfibios y reptiles.
Si os apetece podéis descargaros en este enlace la lista de avistamientos de nuestro grupo y durante nuestra estancia en Polonia:
https://drive.google.com/open?id=0B5MpJrLk8p2VZVFHSUpMTUhvY0E
Si os apetece podéis descargaros en este enlace la lista de avistamientos de nuestro grupo y durante nuestra estancia en Polonia:
https://drive.google.com/open?id=0B5MpJrLk8p2VZVFHSUpMTUhvY0E
Sin lugar a dudas, un país para visitar, un país para
volver.
Por último y antes de la despedida, dar las gracias desde este blog a Matute y a Marta por la organización y servicios de este formidable viaje.
Saludos, Ivan.
Los enormes bisontes que pudimos ver al atardecer.
Sapo de espuelas, en las cercanías de una de las turberas que visitamos.
Uno de los somormujos cuellirrojos, que pudimos disfrutar en las numerosas piscifactorías de Polonia.
Durante el verano, Polonia es un buen destino para los aficionados a las mariposas.
Familia de cisne cantor, adultos con pollos en una piscifactoría.
Charranes comunes y gaviota reidora.
Las liebres se mostraron siempre muy confiadas en aquellos avistamientos que realizamos.
Hembra de alce que nos sorprendió pastando en el mismo borde de la carretera.
Espectacular formación de mariposas libando sobre una umbelífera.
Polonia es un país con poca pendiente (menos en la zona de Cárpatos) y las rectas interminables y los caminos pueden ser disfrutados en bici o a pié sin muchas complicaciones.
Las vías abandonadas dan paso a actividades turísticas para toda la familia.
Típica vivienda polaca de zonas rurales aisladas.
Los zorzales comunes y reales son muy habituales en los parques y zonas ajardinadas.
Los pícidos como este picapinos también son muy comunes en parques y jardines.
Uno de los helicópteros de las Fuerzas Armadas Polacas que patrullan la frontera con Bielorrusia.
Libélula negra endémismo polaco de las zonas de turbera.
Los gamos son criados en Polonia como si de rebaños de ovejas y cabras se tratase.
Advertencias de seguridad frente al riesgo de atropello y encuentros con los alces.
En zonas naturales llanas, casi todos los observatorios que hemos visitados se encuentran en muy bien estado y siempre elevados para obtener unas magníficas panorámicas.
Culebra de collar que sorprendí entre los restos de un enorme bunker de la I Guerra Mundial.
Cornejas cenicientas con el pico abierto por la elevada temperatura del día.
Águila moteada con presa en la boca.
Joven zorro aprovechando los restos dejados por los turistas de playa en el Báltico.
Nuestro grupo identificando gaviotas
Ignacio y un cisne común al que pudo fotografías plácidamente.
Gaviota reidora, con la luz del atardecer.
Enorme pigargo sobre un viejo tronco arrastrado por el mar, serretas grandes, gaviotas canas y otros limícolas.
Matute buscando el equilibrio.
Diana dando vueltas!!!
Imagen de uno de nuestros alojamientos.
Parque en Varsovia. Zona en la que encontramos a los primeros patos mandarines.
Casa para insectos en medio de una zona ajardinada de Varsovia.
Pato mandarín en primer plano y ánade real en segundo.
Estatua de Chopin, uno de los personajes más universales de Polonia.
Imagen aérea del centro de Varsovia tras los bombardeos de la II Guerra Mundial.
Escribano palustre deleitándonos con su canto.
Uno de los alcaudones dorsirojo que disfrutamos en todo el viaje.
Zampullín cuellinegro, otra de las especies que se pueden ver en las piscifactorías.
Buscando aves en una turbera.
Uniformidad de los soldados Tártaros.
Plaza Mayor de Cracovia, todo un espectáculo de personas, luces y colores.
Durante el viaje tuvimos tiempo de ser entrevistados para un documental sobre el turismo de naturaleza en Polonia.
Junto al Mar Báltico, el mar de "coca-cola".
Buscando carricerines cejudos.
Con una bicicleta prestada pude pedalear algo por la ciudad de Varsovia.
Foto del grupo.
Las sala más impresionante de las Minas de Sal de Cracovia.
Incluso las lamparas son de cristales de sal en el interior de las Minas de Sal.
Con Matute y Marta, los guías de este formidable viaje.
Uno de los numerosos topillos que encontramos muertos en algunas carreteras y caminos.
Curioso aparcamiento para la bici, fácil de construir y muy integrado en el medio.
Los vestigios de la I y II Guerra Mundial están donde menos lo esperas. En este caso casco de un torpedo en un jardín.
Viaducto para el paso de fauna en una autovía de Polonia.
Trampa laberinto utilizada para la captura y anillamiento de aves limícolas.
Carro de combate y bunker en las cercanías de una gasolinera polaca.
Cadena de un carro de combate en la zona de la Ciudad Vieja de Varsovia.
Este cartel nos indica que en esa zona se han sembrado plantas para la polinización y aumento de la biodiversidad en el interior de la ciudad de Varsovia.
Subida a la terraza ajardinada de la biblioteca pública de Varsovia.
Plaza Mayor de Cracovia por la noche.
La colina de Wawel iluminada.
Uno de los numerosos mosquitos polacos.
Una de las pocas fotos "medioque" de carricerín cejudo que pudimos hacer.
Zona superior de la terraza de la biblioteca pública de Varsovia.
Desde el interior de un bunker, Silvia Molina nos hizo esta foto.
Busardo ratonero en la frondosidad de un bosque. Foto que realicé con la cámara de Ignacio Molina al estar en mi lado de la furgoneta.
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