No se cuando comencé a escuchar a hablar a mi padre de este refugio en la Sierra de Aracena, pero la cuestión es que tropecé con la actividad de la empresa Sierra Extreme donde te llevaban a la cueva que formó parte de dicho refugio. Y tras proponerlo a mi padre y Eloy, decidimos buscar la manera de participar en esta actividad.
Contacté con José, el Gerente de la empresa y me indicó como proceder a la inscripción y cuales eran las medidas (físicas) mínimas para poder acceder y realizar dicha actividad. En un primer momento Eloy, mi padre y yo encajamos a la perfección dentro de los límites establecidos. Dejo por aquí el enlace por si te apetece dicha actividad en algún momento:
Actividad Espeleología Sierra Extreme
Bien temprano nos dirigimos al lugar indicado por José, para vernos y realizar la aproximación hacia la cueva. En el punto de encuentro, nos entregan un casco con linterna frontal y todo listo para comenzar el descenso.
Esta actividad no requiere de cuerdas, tan solo ropa vieja para poder arrastrarte como una lagartija y poco más. Si decides realizar esta actividad, no está demás que te lleves unos guantes y pantalón largo.
El recorrido de aproximación es sencillo y el acceso a la cavidad también. Tras una breve introducción, empezamos el descenso y empiezan los primeros estrechamientos. Ya nos vamos haciendo a la idea de lo difícil que debió ser entrar la primera vez en aquel lugar. La primera sala nos conduce a la zona de vida que aquellos primero visitantes y refugiados tuvieron. En no más de 60 metros cuadrados, los restos de una pequeña fogata, un alambre a modo de gancho del techo, unas viejas suelas de zapatos y viejos maderos de los camastros están aquí presentes.
Hablamos e intercambiamos con José, sus conocimientos, junto con los de mi padre sobre la dura situación de aquellas personas durante los años que estuvieron allí dentro. Parte de lo vivido allí, se novela en el libro de La Tierra Negra de Manuel Moya. Puedes saber más de este libro en el siguiente enlace:
LA TIERRA NEGRA DE MANUEL MOYA
Después de esta primera sala el recorrido se transforma en un laberinto de canales y pasadizos que dan paso a la diversión y al disfrute de la espeleología.
Me gustaría llamar la atención, desde este humilde blog, del estado de conservación de los restos arqueológicos de la Guerra Civil que tiene esta cueva, pues se encuentra en estado lamentable. La ubicación de la cueva está en terreno privado, pero eso no apunta a que la administración local pueda regular y poner en valor el lugar. Las paredes están pintadas o ralladas con los nombres de personas ajenas a esta parte de nuestra historia, por el simple hecho de dejar su nombre, porque estuvieron allí. Las formaciones geológicas en algunas salas están partidas y muy deterioradas. Ojala pueda recuperarse y conservarse de manera adecuada este legado.
Para finalizar lo único que me queda es dar las gracias a Sierra Extreme y recomendar esta actividad para todos aquellos que queráis conocer un poco más de historia y el deporte de la espeleología. En nuestro caso disfrutamos mucho de la experiencia vivida. Os dejo algunas fotos que realizamos:
En otras zonas iras a "gatas".
A lo lejos...la luz.
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Mi padre exponiendo donde están los restos de madera de los camastros, mientras Eloy atiende a las indicaciones.
El grupo expedicionario al completo.
Seguimos, Ivan.
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